Nuestra energía fluye y recorre nuestros chacras desplegando su poder de creación y manifestación.

 

En la mitología hindú hay dos fuerzas polares arquetípicas constitutivas del universo. Ellas están representadas simbólicamente a través de las deidades Shiva y Shakti.

 

• Shiva es el principio masculino, la conciencia pura no manifestada, es el ojo de la conciencia que “todo lo ve”, es el potencial divino no manifestado.
• Shakti es la contrapartida femenina de la conciencia inactiva, la madre del universo, la creadora de Maya, la ilusión, el mundo manifestado. La raíz Shak significa poder o capacidad.

 

Cuando la conciencia de Shiva desciende e impregna a Shakti de conciencia divina, la creación despliega su potencial creativo.

 

Shiva y Shakti moran en nosotros, y en todo lo que existe. Estás dos corrientes de energía recorren los chacras, una es descendente y la otra ascendente.

 

• La descendente es la corriente de manifestación, se origina en la conciencia pura y baja hacia el plano de manifestación.
• La otra corriente, la ascendente es de liberación y nos saca de las limitaciones del plano físico, conduciéndolos a los estados más sutiles, inclusivos y expansivos, hasta alcanzar el estado más profundo del ser. Atravesamos así la ilusión propias del mundo de la manifestación.

 

La corriente liberadora nos permite experimentar energía e inspiración. La corriente descendente nos otorga paz u estabilidad. Para estar en equilibrio ambas corrientes deben fluir activamente. En los distintos chacras que tenemos a lo largo del cuerpo, vamos a tener una proporción distinta de ambas fuerzas. Cuanto más descendemos en el sistema de chacras mayor es la corriente de manifestación y cuanto más ascendemos mayor es la corriente liberadora.