Integrando nuestro femenino masculino
Hombres y Mujeres tenemos aspectos femeninos y masculinos en nuestra persona. Las experiencias nos permiten desplegar aspectos y aptitudes desconocidas para integrar ambos aspectos poco a poco.
En ciertas oportunidades desarrollamos uno durante un tiempo y nuestra atención y dedicación se focaliza en ese aspecto, luego necesitamos equilibrarnos, produciendo el opuesto.
Este proceso puede generar una gran tensión y algún desconcierto, ya que mientras lo estamos atravesando no tenemos ni certezas ni la claridad suficiente para saber hacia adonde vamos y las implicancias que esto puede tener en nuestra vida.
Lo cierto es que hoy muchas mujeres están rompiendo con el paradigma del patriarcado y se presentan independientes, fuertes, exitosas, desarrollando sus aspectos masculinos, y muchos hombres se van abriendo a sus aspectos femeninos, permitiéndose ser más sensibles, expresando sus emociones y mostrando su vulnerabilidad y su creatividad. Por supuesto, otros tantos, aún se sienten desconcertados al no poder responder con sus viejas programaciones a la realidad cambiante.
Poco a poco se van creando espacios adonde varones y mujeres debemos establecer acuerdos, donde ya no es el poder de uno sobre otro lo que define la relación. En la elección de estar juntos el «qué» y el «cómo» tienen que redefinirse.
Las mujeres y los hombres vamos creando una danza singular, en la que nos encontramos y nos fusionamos, para liego separarnos y reencontrarnos, permitiendo que nuestras facetas femeninas y masculinas se vayan acercando, hasta integrarse en uno. La energía femenina y masculina se abrazan y se funden en el centro del corazón que integra a estos opuestos que dejan de ser contradictorios para transformarse en complementarios. Lo masculino y lo femenino, es uno soporte del otro, igual que el cielo y la tierra, la chispa en el centro del corazón.