El estilo de vida actual nos expone a un bombardeo de toxinas tanto materiales como sutiles, externas e internas que está produciendo graves trastornos para la salud.
Naturamente el cuerpo, genera toxinas que pueden eliminarse a través de la respiración, la transpiración, la orina y el sudor. Pero si las toxinas no son rápidamente neutralizadas se corre el riego de que busquen alojarse en el tejido graso del cuerpo, especialmente en el cerebro ocasionando serios trastornos neurológicos.
Se sabe que el proceso de alimentación, digestión, absorción y transporte de nutrientes a través de la sangre son procesos muy costosos para el cuerpo. Las moléculas de los alimentos que han sido descompuestos en pequeñas piezas deben ser absorbidas a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo y de allí es transportado a distintos lugares del cuerpo para ser asimilados por las células. Estas lo usan para las reacciones químicas y para cumplir funciones estructurales. Mientras este proceso ocurre, el proceso de detoxificación funciona pero de una manera muy lenta. Así las toxinas que se fueron depositando en los distintos tejidos fueron irritándolos y esto provocó que las toxinas se recubrieran con una mucosidad para amortiguar la irritación, a la espera de la señal para su eliminación nuevamente al sistema circulatorio una vez que se detiene el proceso de digestión.
Hay técnicas para favorecer la eliminación de toxinas desde el intestino, desde el sistema renal, pulmonar, de la piel y emocional , que brindamos en el Programa de Bienestar Integral y Detox. Pero lo fundamental es comprender la importancia de «parar» de consumir alimentos, y extenderlo a prácticamente todas las áreas de la vida para que el proceso de detoxificación pueda desplegarse completamente. Lo mismo ocurre por ejemplo durante el sueño donde el cuerpo utiliza la energía disponible para la reparación y el descanso ya que no tiene que ser utilizada para otras actividades. Parar no es algo que esté muy facilitado en nuestra sociedad, y sin embargo es esencial para el mantenimiento de la vida; en el cuerpo es necesario que ciertos mecanismos se «apaguen» para que otros puedan «encenderse».
El solo hecho de detenerse y poner la atención especial en el cuidado del cuerpo y la mente activa el proceso de detoxificación.
Allí donde la conciencia se asienta es donde aparece la posibilidad de darse cuenta de lo que está ocurriendo mientras está ocurriendo. Allí aparece la oportunidad de captar señales más sutiles que envía el cuerpo y es de fundamental importancia aprender a escucharlas para poder atender a las necesidades en todos los niveles, y así poder realizar los cambios que sean necesarios para volver a alcanzar el equilibrio. Cuando se abre ese espacio de captación más sutil existe la posibilidad de elegir las mejores opciones posibles relacionadas con la salud y el bienestar.